La situación se complicó... nadie en sus cabales seguiría por ahí...

Como sales de algo cuando entraste por un hueco tan pequeño como lejano y el camino que te lleva hasta el está tan difuminado como un cuadro de Monet.

Después de seis meses se ve tan evidente que no deberías haberte metido en esto que no entiendes como no lo viste en su momento.

¿Y qué haces ahora? Caminar para atrás, como los cangrejos. Te dejas llevar y piensas que todo será  diferente esta vez, pero no te queda mas remedio que pisar el freno y dar marcha atrás cuando te encuentras con el problema que sabes que esta ahí pero no quieres reconocer.

No va a desaparecer, puedes seguir intentándolo, seis meses más o incluso plantearte esa meta a largo plazo, no desaparecerá.

Soltarlo y dejar que se vaya, esa es la opción lógica, lo que deberías  hacer, pero no lo haces, crees que dolería demasiado.

Si agarras algo con mucha fuerza te duelen más las manos al apretarlo, que al soltar, que sientes una sensación de alivio. Con esto pasa lo mismo.

Suéltalo y deja que se vaya, que sea un huracán, que viva su vida loca e improvisada, llena de sombreros, trajes y chicas de su edad que refuercen su creencia de que su atractivo es proporcional al intenso verde de sus ojos.

Tú ya lo has vivido, asume que esto no es para ti, no encajas en este puzzle o simplemente eres una pieza que venía de más en la caja.

Olvídalo todo, ha sido un paréntesis, has recordado una época y ha sido divertido pero, se acabó.

Siempre gana el corazón a la razón, hasta que creces.

 

 

Cuando os despertéis ya no estaré…